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vía ¡Ya Levántate! de David Franco :: ¡Ya Levántate! el 25/10/08
En octubre de 2008, en la ciudad de Méxicamelín, la zona de la Nápoles estaba infestada de cristianos. El primer día que ocurriera esto, apareció un desconocido que ofreció sus servicios a los locatarios del lugar. A cambio de una recompensa él atraería a todos los cristianos, lo cual agradó en gran manera a los locatarios. Entonces el desconocido flautista y sonidero empezó a tocar su flauta y sus MP3, y todos los cristianos salieron del lugar en que estaban aglomerados y empezaron a caminar hacia donde la música sonaba. Una vez que todos los cristianos estuvieron reunidos en torno al flautista y su moderno equipo de sonido, éste empezó a caminar hacia adentro de los locales, uno a uno y todos los cristianos le siguieron al son de la música. El flautista y sonidero se dirigió hacia el local denominado "Ojo Picado" (Popeye's, en inglés) y los cristianos, que iban tras él, terminaron vaciando sus carteras y engrosando la deuda de sus tarjetas de crédito.
Cumplida su misión, el hombre volvió con los locatarios a reclamar su recompensa pero estos se negaron a pagarle. El hipnotizador de cristianos, muy enfadado, abandonaría el pueblo para volver poco después, el 19 de octubre, en busca de venganza.
Mientras los habitantes de la colonia estaban viendo el partido Pumas-Puebla (que por cierto terminó con marcador 0-0), el hombre volvió a tocar con su flauta y su equipo de sonidero aquella extraña música, llena de expresiones seudo-celestiales-hipnoticas-repetitivas. Esta vez fueron los expositores, alrededor de cien de ellos, los que le siguieron al compás de la música, y abandonando la zona de Nápoles, los llevó hasta una estación de autobuses. Nunca más se les volvió a ver.
(Adaptado de la sinopsis de "El flautista de Hamelín" en Wikipedia)
[Finalmente mi amigo Johnny C. D'ssto me ha entregado sus últimos comentarios acerca de la Expo. Esta vez me hizo llegar un correo con su reporte en forma de relato corto; el mismo que transcribí arriba.]
Ahora resulta, que todo mundo sabe como atraer nuestra atención y llevarnos a donde ellos quieran: a comprar ropa, libros, CDs, comida... ¡Cualquier cosa que genere utilidad! Y... ¡Allá vamos!
Consideremos que la música ha sido un factor preponderante para el crecimiento en número de adeptos dentro de muchas iglesias. Nótese que dije "adeptos", no "conversos". La música, sobre todo la calificada como "moderna" (¡y comercial!), utiliza ciertos elementos que producen efectos no deseables en las personas.
La música comercial de consumo masivo es uno de los instrumentos de persuasión oculta más eficiente. Es monótona y con un bajo rítmico acompañado de escasos acordes que se repiten de principio a fin. Sus ritmos perpetuos producen frecuentemente una excitación corporal que puede llegar hasta la embriaguez, provocando un desdoblamiento de la personalidad (sin la validez social que esto aporta a la ritualística).
Estos ritmos muchas veces van acompañados por cantos que expresan ideas, sentimientos o estados anímicos negativos, causando desequilibrio nervioso en el estado físico y mental del joven, dando como resultado una verdadera ebriedad, con exaltación de los sentidos y de la imaginación.
La personalidad se transforma y se mimetiza con la de los compañeros y la de los espectadores, y en consecuencia, el individuo se convierte en un simple elemento de una entidad colectiva; en una partícula de una multitud en estado de embriaguez.
Esta "música" convierte a los oyentes que se prestan a ello, a los jóvenes principalmente, en autómatas, porque en ese momento se paraliza el proceso mental de la conciencia.
[...]
El fin perseguido es exaltarla y paralizar su conciencia, sumergiéndola en un océano sonoro; de nuevo, con fines puramente comerciales y enajenantes.
("La música: un factor de evolución social y humana Incidencias de la música en los procesos cerebrales" , por Graciela Agudelo y Gabriela Soto en ponencias presentadas en el Consejo de la Música en México (CIM/UNESCO) en el Forum Panamericano y Coloquio sobre Educación Musical. Agosto de 2002.)
Así es. Mucha música comercial y mucha música "cristiana" lleva tintes muy marcados de la música que se describe en el trabajo de Graciela Agudelo y Gabriela Soto y puede ser usada para diferentes fines, siendo el más inocuo de ellos la mimetización de la personalidad de uno con la del grupo. ¿Te suena conocido? Sentirte parte de un todo. Sentir que perteneces. Sentir que es allí en donde debes estar. ¿Es acaso esto lo que se pretende con la "música cristiana moderna" dentro y fuera de las iglesias?
No digo que toda la música que se usa en las iglesias hoy en día se encuentre dentro de esta categoría y uso. Lo que digo es que debemos estar alertas a lo que oímos, cantamos, interpretamos y componemos. Y debemos estar alertas también con respecto de cómo algunos, dentro y fuera de las iglesias, quieren utilizar la música para llevarnos a actuar de cierta forma que les permita alcanzar sus fines. Fines que no tienen nada que ver con la voluntad de Dios. Tengamos cuidado.
En fin, que estaba rica la comida en ese lugar. Es broma, no entré, pero si grabé unos segundos de la música y le hice un par de preguntas al encargado de la promoción del lugar. Lo pueden escuchar en el siguiente video. La música que escucharán es la que estaban usando para promover el restaurante el jueves 16 de Octubre.
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